Revista
En Torno a la Prevención, No. 18, jun. 2016, pp. 07-14
ISSN 1659-3057 • E-ISSN 2215-3845
Url: www.relaciger.org/revista/
LOS
ACCIDENTES ACUÁTICOS ALREDEDOR DE NUESTRAS COSTAS Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
DEL MAR Y DE LA ATMÓSFERA
Ph.D. Omar G. Lizano
Rodríguez[1]
Universidad de Costa Rica
Montes de Oca, San José, Costa
Rica
Recibido
12 de octubre de 2016 • Corregido 16 de marzo de 2017 • Aceptado 23 de marzo de
2017
Resumen
Se hace
una revisión de los principales fenómenos océano-atmosféricos que pueden
producir accidentes acuáticos en nuestras
costas, describiendo sus características, propagación y orígenes. Se
recopilaron varios casos documentados de accidentes típicos recientes. Se
describen las condiciones océano-meteorológicas globales, las características
locales y la relación que tuvieron con un accidente en particular. Se hace
énfasis en la necesidad de información sobre condiciones del mar para que la
población costera, residentes ocasionales, turistas, entre otros, puedan
planificar sus visitas al mar. Se recomienda una página web y una aplicación
para celulares que ofrece advertencias e información oportuna para que los
usuarios del mar consulten y orienten de manera segura, cualquier actividad en
la costa o mar adentro.
Palabras claves: Accidentes acuáticos,
Amenazas costeras, Oleaje, Presión atmosférica, Fenómenos Hidrometeorológicos.
Abstract
A review of the main ocean-atmospheric phenomena that
can produce water accidents on our shores is made, describing their
characteristics, propagation and origins. Several cases of documented typical recent
accidents were collected. The global ocean-weather conditions, the local
characteristics and the relation with a particular accident are described.
Emphasis on the need for information on sea conditions is made in order to
coastal population, occasional residents, tourists, etc., can plan their visits
to the sea. It’s recommended a website and mobile application that provides
warnings and timely information for users to consult sea conditions and safely
plan any activity on the coast or offshore sea.
Keywords: Water accidents, Coastal hazards, Waves, Atmospheric pressure,
Hydrometeorological phenomenon.
Introducción
La
mayoría de los accidentes acuáticos en nuestras costas tienen que ver con hundimientos
de barcos y con ahogados en las playas (Lizano, 2016). Aunque
un accidente acuático se puede dar en cualquier momento y en cualquier estado
del mar, la mayoría ocurren cuando las condiciones marinas son severas. Esto
tiene relación con fenómenos océano-atmosféricos de origen local o de origen
remoto.
Es sabido
que durante el inverno boreal en el Hemisferio Norte los sistemas a escala
sinóptica generan frentes y empujes de viento (Ramírez, 1992; Amador, Alfaro,
Lizano y Magaña, 2006; Taylor y Alfaro, 2005) a partir de sistemas de alta
presión subtropicales que bajan desde Norte América o el Atlántico Norte, y
producen viento fuerte que genera condiciones de “mar picado” tanto en el
Caribe, como en el Pacífico. Esto pone en riesgo tanto la navegación como a
bañistas en las playas. El sistema de alta presión en el Atlántico Norte junto
con las bajas presiones en Centro América o el norte de América del Sur,
intensifican el gradiente de presión atmosférico y este acelera el viento con
componente noreste (viento alisio). Estos vientos son intensificados
adicionalmente a través de los pasos inter-montañosos en Tehuantepec
(Romero-Centeno, Zavala-Hidalgo, Gallegos y O’Brien, 2003), el Golfo de
Papagayo, el Canal de Panamá (Amador et al., 2006, Lizano, 2016), y en algunas
ocasiones es sensible frente al Golfo de Fonseca o frente a la desembocadura
del Río Tárcoles (parte externa del Golfo de Nicoya) (Brenes, Coen, Chelton,
Enfield, Ballestero y León, 2003). También, se presentan en el interior y
exterior del Golfo de Nicoya, en el Lago de Nicaragua y en el Lago Arenal de
Costa Rica (Cantones: Tilarán y San Carlos, Provincias: Guanacaste y Alajuela).
Estos vientos generan condiciones peligrosas para la navegación y los bañistas
en ambas costas: Caribe y Pacífico Centroamericano (Lizano, 2016). Pero en
algunas ocasiones el sistema de alta presión que baja desde el continente en
América del Norte (Taylor y Alfaro, 2005), genera un viento con dirección hacia
el sur (comúnmente llamados “nortes”), que cuando son intensos, también generan
oleaje alto y peligroso para la navegación.
La otra
amenaza que existe sobre las playas son los oleajes: el viento alisio forma en
ocasiones olas altas y caóticas, llamadas mar de viento (Knauss, 1976; Lizano,
2007), las cuales han ahogado bañistas en las playas del Caribe (Vargas, 2015),
así como las marejadas de fondo (oleaje), que se generan en tormentas
extra-tropicales alrededor del continente Antártico o en el Pacífico Norte de
nuestro planeta (Lizano, 2007). Una vez que las tormentas, en su típica
trayectoria de oeste a este, salen al frente de Nueva Zelandia, dispersan el
oleaje hacia las costas Americanas. Estos sistemas de baja presión forman
oleajes muy altos (con máximas de 20 m, e incluso mayores según tormentas muy intensas,
como se ha podido observar desde los pronósticos operacionales que el Módulo de
Información Oceanográfico (MIO) realiza) que recorren todo el Pacífico y aunque
van perdiendo energía en su propagación por el océano, pueden llegar a nuestras
costas y romper con alturas de hasta 7 m en las playas, como se han visto en
Palo Seco en julio del 2006 y Playa Caldera en agosto del 2012 (cámaras de
video del MIO). Tanto los oleajes producidos por vientos del Hemisferio Norte,
como las marejadas de fondo desde el Pacífico Sur, han causado accidentes
acuáticos en Costa Rica (León,
Calero y Bravo, 2016; Fallas, 2015; Chacón, 2015; Láscarez, 2016; Lizano, 2016; Bran, 2016).
La
mayoría de los ahogados en nuestras playas tienen relación con las corrientes
de resaca que se generan por el regreso hacia el mar, de la masa de agua que
depositan las olas (marejadas de fondo) al romper fuerte en las mismas (Lizano,
2009; 2012; 2016). Las olas que rompen más fuerte, y que más flujo de masa de
agua transportan hacia las playas, son las marejadas de fondo de origen remoto,
que no precisamente se identifican por tener alturas considerables, sino más
bien por tener períodos de tiempo altos (entre cresta y cresta). Dependiendo de
la pendiente de la playa, y la etapa de la marea, algunas olas en el Pacífico
de entre 10 y 15 segundos, pueden generar corrientes de resaca débiles a
moderadas (observaciones mediante cámaras web en vivo en el MIO). Pero las olas
con períodos mayores a los 15 segundos (el máximo en nuestras costas es de
aproximadamente 22 segundos, según observaciones en el MIO), generan corrientes
más fuertes y que son más intensas al romper en la playa, pues es mayor la masa
de agua depositada y que luego regresa hacia mar adentro (observaciones en el
MIO). Un promedio de 50-60 personas estaban muriendo por año por sumersión en
nuestras playas (Lizano, 2016; Arozarena, Houser, Gutiérrez y Brannstrom,
2015).
Aunque no
se trata de hacer un registro histórico de los hundimientos de barcos, es
posible que se recuerden los más recientes, como el del catamarán ocurrido en
el Golfo de Nicoya el 08 de enero del 2015 (Fallas, 2015), el de una barcaza
ocurrido al frente del estero de Puntarenas el 03 de mayo del 2015 (Chacón,
2015), y los más recientes ocurridos en la costa nicaragüense, el 23 de enero
del 2016, y otro frente a las costas de Parrita, el 24 de junio del 2016 (León,
Calero y Bravo, 2016; Láscarez, 2016). Estos accidentes, más muchos de los
ahogados por sumersión en nuestras playas, tuvieron relación con eventos intensos
de las condiciones del mar, algunos locales y otros remotos. Una cantidad
grande de estos accidentes pudieron haberse evitado si se cuenta con
información oportuna y si esta se revisa antes de realizar cualquier actividad
en el mar. En este artículo se identifican las variables océano-meteorológicas
típicas en nuestras costas que causaron algunos accidentes acuáticos, y que
ejemplifica los fenómenos más comunes que producen una amenaza para la
navegación y para los bañistas en las playas. Se presenta además una fuente de
información operativa, oportuna y actualizada, que elaboró el Módulo de
Información Oceanográfico (MIO) del CIMAR, Universidad de Costa Rica, y que
puede orientar las acciones tanto de oficinas gubernamentales, capitanías de
puertos, empresas turísticas y de la ciudadanía en general.
Metodología
Particularmente
para el hundimiento del catamarán en el Golfo de Nicoya (Fallas, 2015), datos de
viento de alta resolución fueron obtenidos del Instituto Meteorológico Nacional
(IMN) y se utilizaron en programas de cómputo (ACES, del Cuerpo de Ingenieros
de los Estados Unidos), para simular las condiciones de oleaje probables en el
interior del golfo en el momento del hundimiento.
Todas las
figuras fueron elaboradas por el autor de este artículo.
Resultados
El hundimiento del catamarán: El hundimiento del
catamarán (08 de enero del 2015) tuvo relación con un viento alisio generado
por un sistema de alta presión en el Atlántico Norte.
Como se
nota en figura 1, la presencia de los sistemas de alta presión en el Atlántico
Norte y la baja presión al norte de Suramérica (Figura 1-A), aceleran y dirigen
el viento (alisio) hacia nuestras costas (Figura 1-D). Este viento fuerte no
alcanza justamente la costa de Limón por una dinámica particular del mismo con
la interacción de las montañas en Costa Rica (Grandoso, 1976). Pero por las
llanuras del norte de Costa Rica y el Lago de Nicaragua, el viento tiene mayores
magnitudes, el cual incluso alcanza el interior y exterior del Golfo de Nicoya
con un componente norte o noreste. Pero la verdadera razón del porqué el viento
se acelera al salir al Pacífico Norte de Costa Rica (Figura 1-D), es de nuevo,
debido la existencia de un gradiente de la presión atmosférica, que es común
verlo en esta región entre el Caribe y el Pacífico de Costa Rica-Nicaragua,
como se señala en la Figura 1-C.
Figura 1. A: presión
atmosférica en superficie (mb), y B: magnitud y dirección del viento en
superficie (10m) el 08 de enero del 2014 a las 9:00 am, C: ampliación de Figura
1A y D: ampliación de Figura 1B.
Específicamente
en el Golfo de Nicoya, entre la punta de Puntarenas y Cabo Blanco en la
Península de Nicoya, los datos de viento proporcionados por el Lic. Werner
Stolz (comunicación personal, enero 2015) del Instituto Meteorológico Nacional
(IMN), indicaban que frente a la Bahía Herradura se pudo generar un viento
promedio del noreste de 20 nudos, con ráfagas de 30 nudos. Utilizando programas
de diagnóstico y pronóstico de oleaje del Cuerpo de Ingenieros de USA, el
cálculo de las alturas y períodos de olas posibles en el interior del Golfo de
Nicoya, según esas condiciones del viento, indican lo siguiente:
1-
Viento promedio de 20 nudos: H1/3 = 1.0m, Hmax = 1.3m, Tp
= 4.5seg
2- Viento máximo de 30
nudos: H1/3 = 1.35m, Hmax = 1.75m, Tp = 4.75seg
Donde H1/3
es la altura significativa de ola, Hmax es la altura máxima de
ola y Tp es el período de la ola.
Como
indican estos resultados, se pudo tener olas hasta un máximo de 1.75 m durante
ese día 08 de enero del 2015 en la parte externa del Golfo de Nicoya, generadas
por el viento del norte-noreste que alcanzó esa región. Este oleaje es llamado
“mar de viento”, el cual es un oleaje desordenado, caótico, con crestas cortas
y seguidas (4-5 seg), por lo que resulta peligroso para la navegación,
especialmente para las embarcaciones pequeñas.
El hundimiento del bote en aguas
nicaragüenses: El
accidente en aguas nicaragüenses (sábado 23 de enero de 2016, en Little Corn
Island, Caribe Nicaragüense) tuvo que ver con viento norte generado por un
sistema de alta presión que bajaba desde el continente Norteamericano hacia el
Océano Atlántico.
Como
puede verse en la figura 2, el sistema de alta presión, con centro en la
Península de Florida en ese momento, aceleró el viento hacia el Caribe
Centroamericano con un fuerte componente norte, donde ráfagas de hasta 43 Km/hr
al frente de Little Corn Island (Mar Caribe, Nicaragua) pudieron generar olas
promedio de 2.2 m (períodos de 6 seg) alrededor de las 12:00 m.d (18Z) y
máximas de 3 m, que volcó la embarcación. El oleaje siguió creciendo en ese
punto, hasta alcanzar promedios de 2.8 m a las 6:00 p.m. (24Z), con máximas de
3.7 m.
Nótese
que en estas fechas, en Puntarenas, los vientos fueron mayores que los que
volcaron la embarcación tipo catamarán del ejemplo anterior. La advertencia fue
dada oportunamente por el MIO (20 enero del 2016).
Figura 2. A:
Distribución espacial de la presión atmosférica (mb), B: magnitud y dirección
del viento, y C: perfil de altura (m) y período (seg) de ola alrededor de
Little Corn Island.
El hundimiento de la barcaza en
Puntarenas: El
hundimiento de la barcaza al frente del Estero de Puntarenas tuvo más bien
relación con una marejada de fondo de origen remoto, que justo cuando la marea
estaba bajando, pudo haber empinado más los rompientes de las olas, y estas
provocar el percance.
Las olas
que dieron origen a esta marejada se gestó en el Pacífico Sur, como muestra la
figura 3. Estas superaron los 18 m y se generaron en el Océano del Sur
(alrededor de la Antártica) por los enormes sistemas de baja presión (Figura
3-B) que son usuales durante estas épocas en estas regiones (Lizano, 2007).
Este frente de oleaje o marejada de fondo, se dispersó hacia las costas
Centroamericanas, como lo muestra la Figura 3-C, para alcanzar alturas significativas
de 2.1 m (máximas de 2.8 m) y períodos de sobre los 20seg al frente del Golfo
de Nicoya (Figura 3-D). Este tipo de marejada de fondo con estos períodos
largos, presentan rompimientos a mayores profundidades que oleajes con períodos
más cortos (Knauss, 1976). Estos rompimientos debieron estar presentes justo
cuando la barcaza iba entrando hacia el estero de Puntarenas y causar el
percance.
La Figura
3C muestra una característica interesante de la mayoría de las marejadas de
fondo que se propagan desde el Pacífico Sur de nuestro planeta: la sombra
(menor altura) que producen las Islas Galápagos sobre el oleaje que alcanza las
playas de Costa Rica. La refracción y disminución de altura de las olas de
estas islas, protegen nuestras playas de una mayor energía de rompimiento de
estas olas, y de esta forma, las hace menos peligrosas que las que rompen en el
resto de los países Centroamericanos.
Figura 3. A:
distribución espacial de la altura de ola (m) el 26 de abril del 2015 a las
12m, B: distribución espacial de la presión atmosférica en superficie el 26 de
abril del 2015 a las 12:00 m.d., C: distribución espacial de la altura de ola
(m) el 30 de abril del 2015 a las 12m, y D: perfil de altura (m) y período
(seg) de ola al frente del Golfo de Nicoya entre el 01 y 05 de mayo del 2015.
Oleajes y ahogamientos por
sumersión: Es muy común tener en
Semana Santa ahogados en nuestras playas (Lizano, 2009; 2012; 2016). Esto tiene
relación con la gran afluencia de visitantes, pero también a la coincidencia de
oleajes altos en presencia de mareas altas, dado que la Semana Santa coincide
con la primera luna llena después del equinoccio de primavera. En promedio se
ahogan 50-60 personas por año en Costa Rica (Lizano, 2009; 2012; Arozarena et
al. 2015). Corrientes peligrosas se forman con olas altas tipo mar de viento
(figura 4A), o con marejadas de fondo de períodos largos, como la que muestra
la Figura 4B.
El oleaje
que muestra la Figura 4A se formó con la presencia de un sistema de alta
presión en el Atlántico Norte y bajas presiones al norte de Colombia, lo que
aceleró el viento y produjo oleaje alto. En esta ocasión el Proyecto MIO-CIMAR
emitió una advertencia para los navegantes y los bañistas en las playas porque
se esperaban máximas de oleaje de 3m (mar adentro) para esta zona.
Figura 4. A:
oleaje tipo mar de viento en Limón el 01 de julio del 2016, y B: oleaje tipo
marejada de fondo en Jacó el 30 de abril del 2016. Estas imágenes fueron
captadas desde las cámaras en tiempo real que tiene el proyecto MIO-CIMAR en
esas regiones.
En el
caso de la Figura 4B, el oleaje corresponde a una marejada de fondo de una
tormenta generada en el Pacífico Sur de nuestro planeta, onde se esperaban
máximas de oleaje de 1.8 m con períodos de 20seg, períodos que garantizaban la
formación de corrientes de resaca en cualquier playa a mar abierto, como es el
caso de Jacó (señalada en Figura 4B). Este tipo de oleaje es peligroso para los
bañistas, máximo en las playas identificadas por los períodos altos,
convirtiéndose en más peligroso en la medida que las alturas de las olas sean
mayores.
Conclusiones y recomendaciones
Aunque es
común decir que el viento fuerte del Caribe también se proyecta hacia el Pacífico
Centroamericano, lo cierto es que el viento se acelera adicionalmente hacia mar
adentro, producto de un gradiente de presión atmosférica generado entre tierra
y mar en esta región. De manera que cuando hay empujes o frentes del norte, el
viento fuerte también produce oleaje alto en el Pacífico Sur de Nicaragua,
Pacífico Norte de Costa Rica (frente al Golfo de Papagayo), el Lago Arenal y en
el interior y exterior del Golfo de Nicoya.
Se han
identificado vientos en la punta de Puntarenas de hasta 70 Km/hr desde
simulaciones de modelos numéricos. Estos vientos también alcanzan la parte
externa del golfo, al frente de Isla Negritos por ejemplo, con velocidades de
hasta 40-50 Km/hr. Estas son condiciones de extremo peligro para navegantes de
embarcaciones pequeñas (pangas menores de 7 m), y de precaución para
embarcaciones medianas (7-20 m), tanto en el interior, como en el exterior del
golfo. Es común también tener vientos fuertes en el Pacífico Norte-Norte de
Costa Rica (Bahía Salinas, Península de Santa Elena, Bahía Culebra, Playas del
Coco), vientos que también alcanzan en ocasiones hasta Playa Sámara. En estas
regiones también ha ocurrido hundimiento de embarcaciones ocasionadas por
viento fuerte.
Las
marejadas de fondo (oleaje) no son peligrosas para la navegación mar adentro,
solo son peligrosas cerca de la costa, donde tienen los rompimientos fuertes.
Por lo mismo, corren peligro las embarcaciones pequeñas en las salidas de las
playas, estero y ríos, y también los bañistas, dado que estas olas son las que
generan las corrientes de resaca más intensas (Lizano, 2009; 2012). Y cuando
estos oleajes se combinan con mareas altas, los impactos generados en la costa
pueden ser severos, aumentando los problemas de erosión que se experimentan en
la mayoría de las playas del Pacífico de Costa Rica.
Es
meritorio recalcar que cuando se emite una advertencia de presencia de
marejadas de fondo, no significa peligro para la mayoría de las actividades
turísticas en la costa. En Puntarenas Centro por ejemplo, el comercio en el
paseo de los turistas, el ferry, la pesca deportiva, los viajes a Isla Tortuga,
etc., pueden realizarse sin ningún problema.
La
mayoría de los accidentes acuáticos en las costas, sino del todo pudieron
evitarse, se pueden disminuir si se cuenta con información de las condiciones
oceánicas en las cuales se va a desarrollar la actividad. Información
meteorológica y oceanográfica abunda, la cuestión es educar a la población en
buscarla y entenderla.
Es
responsabilidad no solo de las capitanías de puerto revisar los equipos y las
condiciones marinas para dar zarpes “actualizados”, sino que también de las
compañías turísticas informarse del estado actual del mar, pero además, de toda
la población, para tener información a mano y portar una actitud crítica en
cuanto a posibles peligros que se pueden enfrentar en el mar.
Aplicación MIOCIMAR
El CIMAR
de la Universidad de Costa Rica, a través del Proyecto MIO, tiene una
aplicación libre para celulares IPhone y Android (buscar en su tienda
respectiva mediante la palabra “MIO CIMAR”) y una página web:
www.miocimar.ucr.ac.cr, que informa, actualiza y comenta los pronósticos de
oleajes, corrientes marinas y temperaturas del océano.
Además,
adjuntan los comentarios sobre las características de las variables y de la
fuente de los fenómenos océano-meteorológicos en nuestras costas y se hacen
advertencias que son depositadas, tanto en la página, como también se envían
automáticamente a los teléfonos celulares que han cargado la aplicación.
Esta es
una fuente de información que está disponible a los usuarios del mar, y que
bien podría ayudar a evitar el drama que a menudo se vive en nuestras costas.
Referencias bibliográficas
Amador,
J.; Alfaro, E.J.; Lizano, O.G. y Magaña, V. (2006). Atmospheric
forcing of the eastern tropical Pacific. En: Lavín, M. y Fiedler, P. (eds.). A Review of Eastern tropical Pacific
Oceanography. Progress in Oceanography, 69(2-4), 101-142.
Arozarena,
I., Houser, C., Gutiérrez, A. y Brannstrom, C. (2015). The rip current hazard in
Costa Rica. Natural Hazards, 77(2),
753-758. doi: 10.1007/s11069-015-1626-9.
Bran, C.
(2016, 06 de julio). Muere colegial arrastrado por ola en playa Tamarindo. La Nación. Recuperado de:
http://www.nacion.com/sucesos/accidentes/Colegial-ahoga-arrastrado-corriente_0_1425057534.html.
Brenes, C.L.; Coen, J.E.; Chelton, D.B.; Enfield,
D.B.; Ballestero, D. y León, S. (2003). Small scale wind driven upwelling in
the Gulf of Nicoya, Costa Rica. International Journal
of Remote Sensing,
24(5)., 1127-1133.
Chacón,
K. (2015, 02 de mayo). Oleaje vuelca a barcaza en Puntarenas con dos
tripulantes a bordo y derrama nitrato de amonio. La Nación. Recuperado de:
http://www.nacion.com/sucesos/accidentes/Oleaje-vuelca-barcaza-tripulantes-amonio_0_1485051567.html
Fallas,
G. (2015, 08 de octubre). OIJ atribuye a la naturaleza naufragio de catamarán. La Nación. Recuperado de:
http://www.nacion.com/sucesos/desastres/Catamaran-naufrago-causas-naturaleza-OIJ_0_1516848314.html
Grandoso,
H. (1976). Precipitaciones intensas e inundaciones
en áreas tropicales de América Latina. San José, C.R. : Organización
Meteorológica Mundial.
Knauss.
(1976). Introduction to Physical
Oceanogrphy. (2 ed.). New York, EEUU: Prentice Hall.
Láscarez,
C. (2016, 25 de junio). Embarcación con cuatro ocupantes naufraga en el océano
Pacífico. La Nación. Recuperado de:
http://www.nacion.com/sucesos/desastres/Naufragio-Lancha-Parrita_0_1568843217.html
Leenknecht,
D. y Szowalski, A. (1992). Automated Coastal
Engineering System. User’s Guide. Vicksburg, Mississippi : Coastal Engineering
Research Center.
León, S.; Calero, M. y Bravo, J. (2016, 26 de enero). Fuerza Naval de
Nicaragua no atendió SOS. Capitán de barco que rescató a náufragos dice que
llamó varias veces sin éxito. La Prensa.
Recuperado: http://www.laprensa.com.ni/2016/01/26/nacionales/1975777-trasladan-a-managua-cuerpos-de-tres-costarricenses-muertos-en-naufragio
Lizano,
O.G. (2007). Climatología del viento y oleaje frente a las costas de Costa
Rica. Ciencia y Tecnología, 25 (1-2),
43-56.
Lizano,
O.G. (2009). Corrientes marinas en algunas playas de Costa Rica. En: R. Viales,
J. Amador y F. Solano (Eds.), Concepciones
y representaciones de la naturaleza y la ciencia en América Latina (pp.
261-274). San José, C.R.: Editorial Universidad de Costa Rica.
Lizano,
O.G. (2012). Las corrientes de resaca, el riesgo y las muertes por sumersión en
las playas de Costa Rica. En Torno a la
Prevención, (8), 23-27.
Lizano,
O.G. (2016, 10 de marzo). Los accidentes acuáticos y su relación con las
condiciones océano-meteorológicas. La
Nación. Recuperado de:
http://www.nacion.com/opinion/foros/Accidentes-acuaticos-relacion-mar_0_1547645225.html
Ramírez,
P. (1992). Descripción de situaciones climatológicas que pueden producir
desastres en Costa Rica. Revista Geográfica
de América Central, 1(25-26), 153-169.
Romero-Centeno,
R.; Zavala-Hidalgo, J.; Gallegos, A. y O’Brien, J.J. (2003). Isthmus of Tehuantepec wind climatology and ENSO signal. Journal of Climate (16), 2628-2639
Taylor, M. A. y Alfaro, E. J. (2005). Climate of Central America and the Caribbean. In J. E. Oliver (Ed.), Encyclopedia
of World Climatology. Netherlands: Springer, 183-189.
Vargas,
E. (2015, 28 de diciembre). Oleaje intenso se mantendrá esta semana en el
Caribe. AMPRENSA.COM. Recuperado de: http://www.amprensa.com/2015/12/oleaje-intenso-se-mantendra-esta-semana-en-el-caribe/
Glosario de términos
Condición severa en el mar: oleaje alto, mayor de
3 m, u olas de 1-2 m (o mayores) con viento de más de 30-40 Km/hr.
Mar picado: oleaje caótico, desordenado, con
crestas cortas (20-30 m) con rompientes prematuros (espumas blancas).
Marejada de fondo: oleaje de origen
remoto que llega a las playas con crestas largas (mayores a 50m) y que rompen
fuerte.
Gradiente de presión atmosférico: diferencia de presión
atmosférica entre un punto otro.
Oleaje alto: olas con alturas mayores a 3 m.
Oleaje peligroso: puede ser una marejada
de fondo o mar picado, que genere algún peligro a los usuarios del mar.
Marejada de fondo: oleaje de origen remoto,
con cresta largas (más de 50 m) y que rompe fuerte sobre la playa.
Viento fuerte: vientos mayores a 40
Km/hr.
[1]
Pertenece a Módulo de Información
Oceanográfico (MIO), Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), Departamento de Física
Atmosférica, Oceánica y Planetaria (DFAOP), Escuela de Física.