Revista
En Torno a la Prevención, No. 23, diciembre, 2019, pp. 08-16
ISSN
1659-3057 • E-ISSN 2215-3845
Url:
www.relaciger.net/revista/
EVIDENCIAS
DE VULNERABILIDAD HUMANA EN TAMARINDO-PLAYA LANGOSTA
Mario Fernández Arce
Escuela de Geografía, Universidad de
Costa Rica
mario.fernandezarce@ucr.ac.cr
Geissel Gutiérrez Marchena
Municipalidad de Santa Cruz, Guanacaste
geisselg@yahoo.com
Natalia Zamora Sauma
Fundación Tropos
nzsauma@gmail.com
Noriko Ohnuma
Japan Conservation Enginerrs Co. Ltd
noriko_yoichi@yahoo.co.jp
Resumen
Este
trabajo resume los resultados de la identificación de diversos tipos de
vulnerabilidad en las comunidades Tamarindo y Playa Langosta. La exposición del
ser humano a amenazas ha aumentado en el sector y sigue aumentando en esta región
turística en constante desarrollo y, por tanto, es necesario conocer la
susceptibilidad de la población a ser impactada por eventos naturales. El nuevo
conocimiento contribuirá a identificar el riesgo y reducir el impacto de las
amenazas en las comunidades mencionadas. La investigación requirió estudios de
campo y la aplicación de encuestas. De todos los tipos de vulnerabilidad
investigados, los más importantes de área estudiada son la ideológica y la
educativa.
Palabras clave: Vulnerabilidad,
Amenazas, Riesgo, Exposición, Playa Tamarindo
Abstract
This work
summarizes the results of a vulnerability
survey carried out in the Tamarindo and Playa Langosta
communities. The exposure of human being to hazards
has increased and continue increasing in this touristic coastal area that is
under development. Therefore, it is
necessary to know the susceptibility
of the population
exposed to these natural threats. The acquired knowledge
in this study contributes to identify the risk
and reduce the impact of the Hazard in the aforementioned communities. The researc required an analysis of
aerial photographs, fiel studies and surveys. Of all the
types of vulnerabilit investigated, the most important
in the studied are are the ideological
and the educational.
Key Words: Vulnerability, Hazards, Risk, Exposure, Tamarindo Beach.
Introducción
La
vulnerabilidad es una condición determinada por factores o procesos físicos
(cercanía a la amenaza), económicos (pobreza, bajo ingreso familiar), sociales
(desintegración de la comunidad, exclusión social) y ambientales (degradación)
que aumentan la susceptibilidad de una comunidad al impacto negativo de las amenazas
(Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres, 2004). Para
conocer la vulnerabilidad humana es necesario investigar el grado de exposición
a los peligros (Reyes, Fernández-Arce, Solís Arce, y Bolaños-Villalobos, 2014),
el relieve y uso de la tierra (Gutiérrez y Fernández, 2018) y analizar indicadores
cuantitativos (Reyes y Fernández, 2015). Esta investigación reúne evidencia de
6 tipos de vulnerabilidad en el sector costero Tamarindo – Playa Langosta
(figura 1), a saber: ecológica, social, económica, educativa, ideológica y
cultural.
Figura 1. Mapa del área de
estudio. Elaboración propia
Tamarindo
ha tenido un cambio muy grande en las últimas décadas, pasando de un pueblo de
escasas viviendas a una pequeña ciudad de gran visitación turística. Ese cambio
ha provocado una mayor exposición del ser humano a amenazas tales como
tsunamis, mareas extraordinarias y terremotos. Debido al riesgo que implica la
interacción de las amenazas con las vulnerabilidades, es necesario saber qué
tan vulnerable es la población de Tamarindo al impacto de las amenazas,
particularmente las marino-costeras.
El
riesgo es la probabilidad de pérdidas (vidas, bienes materiales, recursos
naturales) producto de la interacción de las amenazas con la vulnerabilidad.
Hay certeza de que en la costa Pacífica de Costa Rica ocurren tsunamis y
grandes terremotos (Fernández, Havskov y Atakan, 1999; Fernández, Molina, Havskov
y Atakan, 2000; Fernández y Rojas, 2000; Ortiz,
Fernández y Rojas, 2001; Fernández y Alvarado, 2005; Fernández y Ortiz, 2007;
Fernández y Doser, 2009; Zamora y Fernández, 2010 y
Zamora, Fernández, Bergoeing y González, 2012) y de
que la exposición ha aumentado, tanto por el crecimiento de infraestructura comercial
y turística como por el incremento de la población. Para conocer el riesgo de
una comunidad es necesario estimar la amenaza (Gutiérrez y Fernández, 2018) y
la vulnerabilidad de la población y por eso se hizo este trabajo el cual será
un insumo para la valoración del riesgo.
El
trabajo requirió estudios de campo que consistieron en recorrer el área para
investigar su condición ecológica de la misma y el grado de desarrollo
turístico y comercial. Se aplicaron encuestas personales a la población en
general (habitantes, empresarios, trabajadores y turistas) para averiguar
información sobre las vulnerabilidades estudiadas.
De
todos los tipos de vulnerabilidad investigados en este trabajo el más
importante es la ideológica porque hay ideas en la mente de las personas, como
el pesimismo y la creencia de que no se puede hacer nada ante la manifestación
de la amenaza (Wilchez, 1993), que implican rendirse
por completo a la manifestación de un peligro y condenarse a morir en caso de
uno de ellos. Estas concepciones pueden condicionar la acción de las personas y
las comunidades. Por eso el reconocer la concepción de mundo de las personas
puede ayudar a las autoridades a desarrollar planes que preparen a las
comunidades informadas a desarrollar de forma sostenible y consciente, así como
de prepararse ante eventuales peligros.
Metodología
Las
acciones realizadas para alcanzar los objetivos fueron las siguientes:
Delimitación del área de trabajo, giras de reconocimiento, un taller de
reconocimiento de amenazas y entrevistas personales para extraer información
que permitiera conocer la vulnerabilidad de la población.
Para
la realización del mapa de ubicación geográfica y delimitación del área de estudio
se procedió a georeferenciar una imagen tomada de
Google Earth del año (2015) y al uso de las capas
vectoriales obtenidas (red de caminos y área de estudio). En esa imagen se
delimitó el área estudiada y se indicaron los centros de población y los esteros
que delimitan el territorio de interés.
Se
hizo trabajo de campo que consistió en giras de reconocimiento para observación
y recopilación de información sobre característica de la población. El propósito
fue recorrer el área y describir características generales del territorio
estudiado. Un taller permitió conocer la percepción de la población sobre
amenazas, sus impactos y frecuencia.
Con
motivo de la ocurrencia del terremoto de Sámara del 2012 se aplicó, en el 2012,
una misma entrevista a 69 empresarios, 105 trabajadores, 22 habitantes y 10
turistas para conocer la preparación y respuesta de la población a terremotos y
tsunamis mediante 2 preguntas específicas: ¿Se prepara usted para enfrentar
terremotos y tsunamis?, ¿Por qué no se ha preparado? (Zamora, 2013; Gutiérrez, 2016).
En el mes de octubre del año 2015 se realizó una encuesta a 71 personas entre
funcionarios de hoteles, comerciantes propietarios y sus trabajadores en las
comunidades de Tamarindo y Langosta, en la cual se consultó específicamente
¿Por qué debemos prepararnos para enfrentar tsunamis? y ¿Cuáles reglas podrían
ayudarnos a escapar de un tsunami? De los estudios de campo y de las respuestas
brindadas se obtuvo valiosa información sobre los diversos tipos de
vulnerabilidad incluidos en este artículo.
Resultados
Vulnerabilidad
ecológica
El
desarrollo sin planificación, el manejo de los riesgos y el irrespeto por los
recursos del ambiente podría generar áreas vulnerables y riesgosos para el ser humano.
En algunas zonas, a raíz de la destrucción de las especies y elementos
naturales (tala de árboles, erosión de suelos, desecación de humedales) el
impacto de las amenazas podría ser mayor. De acuerdo con (Wilches-Chaux, 1993), parte de los efectos secundarios del maremoto
que golpeó a la costa del Pacífico de Colombia en 1979, tuvieron que ver con la
previa destrucción de los manglares, protectores y reguladores de la
estabilidad ecológica de playas y bocanas.
El
desarrollo de obras civiles en playa Tamarindo ha sido intenso y acelerado. La
cobertura vegetal primaria ha sido sustituida casi por completo por la cobertura
antrópica principalmente en sector más bajo, que corresponde con la playa. En
las partes altas si se observa un poco más de vegetación (figura 2). El
capitalismo prácticamente ha arrasado con el ambiente natural y hoy día casi
solo huellas de actividad humana hay en dicha comunidad. Excepto un humedal en
las zonas bajas del estero San Francisco y escasas áreas de bosques, manglares
y herbazales con arbustos, lo demás es infraestructura creada por el ser
humano. Los bosques son secundarios y arbóreos. Hay herbazales con arbustos y
pastizales, dominados por plantas de porte herbáceo.
Figura
2.
Vista Panorámica de Playa Tamarindo. Fotografía de Geissel
Gutiérrez, noviembre de 2018.
La
cobertura urbanística del área estudiada ha tenido un acelerado crecimiento en
las últimas décadas por el auge del turismo, la industria hotelera, el
crecimiento del mercado inmobiliario y la presión de la demanda. Todo esto ha
creado una angosta franja comercial y turística a lo largo de la ruta nacional
que atraviesa la comunidad. Hoy día en Tamarindo hay cabinas, grandes hoteles
(figura 3), restaurantes, oficinas de bienes raíces, apartamentos, tiendas, bares,
discotecas, casinos de juego, aeropuerto, bancos, escuelas públicas y privadas,
panaderías, clínica médica, una farmacia y un consultorio odontológico, entre
otras las más importantes obras (Gutiérrez y Fernández, 2018).
Figura
3.
Hotel Pacific Park, uno de los más grandes y llamativos
de Tamarindo. Foto de Geissel Gutiérrez, 2016.
En
el sector de Playa Langosta existe una pequeña cobertura antrópica mixta que se
compone de áreas residenciales y turísticas (figura 4) que ocupan las partes
más elevadas de la zona y contienen lujosas viviendas e importantes edificios
de condominios.
Hasta
ahora no se ha notado un mayor impacto de las amenazas producto de la
sustitución de la cobertura vegetal por la antrópica, pero sin duda, un tsunami
afectaría menos a Tamarindo si tuviera una densa cobertura boscosa frente a la
playa. Desafortunadamente ya no hay barrera arbórea allí porque fue reemplazada
por la infraestructura turística y comercial. Lo que sí parece ser un impacto
real es que la alta luminosidad de la comunidad de Tamarindo afecta la llegada
de tortugas a sus playas y playas cercanas (Quesada, 2010).
Figura
4.
Zona de viviendas y condominios del sector Playa Langosta. Fotografía de Geissel Gutiérrez, noviembre de 2018
Vulnerabilidad Social
Un
principio del manejo de riesgos es que a menor organización mayor impacto de un
evento natural o antrópico. Por tanto, cuantos más grupos organizados haya en
una comunidad mayor capacidad para responder a una emergencia y absorber las
consecuencias de la manifestación de las amenazas. Una estructura social fuerte
y compuesta por diversos grupos organizados ayuda a reducir el impacto de los
eventos adversos.
Una
comunidad con poca cohesión interna, en la que las relaciones de sus miembros
son simplemente de vecindad física, sin sentimientos de pertenencia compartidos
que los unan estrechamente, sin líderes que fomenten la identidad individual y social
de la comunidad y de sus miembros y sin sólidos programas de salud preventiva
(control de epidemias, vacunación, agua potable, nutrición y saneamiento
ambiental) será socialmente vulnerable (Wilches-Chaux,
1993).
En
Tamarindo hay alrededor de 2000 habitantes muchos de los cuales son extranjeros
(principalmente estadounidenses, pero también hay europeos, argentinos y
colombianos). Con el arribo de trabajadores provenientes de otros lugares, en
un día laboral la cifra de personas puede llegar a 3000 en el lugar y según los
hoteleros, a 6000 en la temporada de visitación alta (Gutiérrez, 2016). La
cifra es considerable (según Gutiérrez, 2016, “la cobertura urbanística de
Tamarindo prácticamente era inexistente hasta principios de la década de los 80
cuando era un pueblo de pescadores con muy pocos habitantes”) y refleja gran
exposición (la exposición es parte de la vulnerabilidad física y esta se
refiere a la localización de asentamientos humanos en zonas de influencia de
amenazas; “El pueblo como tal no existía y menos el distrito Tamarindo, que fue
creado por el decreto ejecutivo 24820-G del 27 de noviembre de 1995, debido a
su aumento poblacional”, Gutiérrez, 2016) a las amenazas marino-costeras. Se
desprende de lo antes expuesto que el grupo humano de la comunidad de Tamarindo
es muy heterogéneo, compuesto por personas de varias nacionalidades y de
idiomas diferentes, con intereses muy diferentes (Gutiérrez, 2016) al igual que
sus expectativas de vida, todo lo cual hace que dicho asentamiento humano tenga
muy poca cohesión social. Según Wilchez (1993), una
comunidad en la que no existan sentimientos compartidos, sin una organización
que encarne esos sentimientos y los traduzca en acciones concretas tiene baja
cohesión social y es vulnerable.
Hay
barreras idiomáticas y de estratos sociales y no hay concepto de comunidad con
sentimientos de pertenencia y propósito; ni se identifican líderes que estén
fomentando la integración de la comunidad ni promoviendo los valores de
autonomía, solidaridad, dignidad y trascendencia. En general, Tamarindo es una
comunidad cuyos miembros se mueven por sus intereses personales (el hotelero
aspira a ver su hotel lleno, el trabajador foráneo a obtener el sustento diario,
el turista a disfrutar una corta estadía, el surfista a subir a la ola de
máxima amplitud de onda) y con poca organización. Aunque en programas de salud
hay saldo positivo (el EBAIS de Villareal atiende la comunidad) por esa falta
de cohesión se estima que la vulnerabilidad social es alta en Tamarindo - Playa
Langosta.
Vulnerabilidad Económica
Se
ha podido comprobar a través del tiempo que los grupos más pobres de las
sociedades son los más afectados por las amenazas naturales. La pobreza y la
desigualdad nutren la vulnerabilidad humana, sin que ello signifique que todos
los pobres son vulnerables. Signos de vulnerabilidad económica son el desempleo,
insuficiencia de ingresos, inestabilidad laboral, dificultad o imposibilidad
total de acceso a los servicios formales de educación y de recreación (Wilches-Chaux, 1993).
A
diferencia de la gran mayoría de los asentamientos humanos ubicados en zonas de
alto riesgo, en Tamarindo y Playa Langosta la situación económica no es
precaria. En general, los miembros de la comunidad y los turistas no son un grupo
desprotegido económicamente sino miembros de familias de nivel económico medio
y alto, lo cual se refleja en las confortables viviendas y condominios de la comunidad.
En Tamarindo no se observan asentamientos marginales como lo que abundan en las
ciudades de sector central del país. Por tanto, la vulnerabilidad según esta
variable es baja, pues prácticamente toda la población residente tiene buena condición
económica.
Pero
el gran flujo de dinero que llegó a la zona, el capital de los inversionistas
extranjeros y nacionales ha impulsado el gran desarrollo inmobiliario y la industria
turística ha incrementado la exposición de la población a las amenazas. Los
atractivos naturales y la posibilidad de empleo llevan turistas y trabajadores a
la zona, donde podrían experimentar las oscilaciones del suelo generadas por un
gran temblor o la invasión del agua generada por un tsunami (Gutiérrez, 2016).
Por
la anterior, la actividad económica ha contribuido con el incremento de la
vulnerabilidad física de la zona de estudio (Gutiérrez y Fernández, 2018). En el
centro urbano de Tamarindo se concentra más del 95% de la fuerza laboral del
lugar, en la franja de tierra frente al mar donde se ubican los hoteles, restaurantes
y demás servicios que emplean a esta población (Gutiérrez, 2016). Allí, tanto
las estructuras civiles como la población están sumamente cerca del agua del
océano, sumamente expuestas a un eventual tsunami, razón por la cual la
vulnerabilidad física es alta.
Vulnerabilidad Educativa
Para
conocer el nivel de vulnerabilidad educativa se investigó la percepción que
tienen los miembros de la comunidad sobre su exposición a maremotos, el grado
de preparación para manejar las emergencias y que tanto saben sobre una de las
principales amenazas: los tsunamis.
En
lo que concierne a la razón que la población tiene para prepararse ante la
eventual llegada de un tsunami, el resultado indica que ella admite una gran posibilidad
de ser impactada por dicho evento en algún momento del futuro
pero también reconocen que la frecuencia de ocurrencia de un acontecimiento de
ese tipo es baja (Gutiérrez, 2016). Los miembros de las comunidades ahora saben
más sobre este tipo de evento, sus efectos y poder destructivo por las
impresionantes imágenes de los tsunamis de Indonesia del 2004 y Japón del 2011
difundidas por la prensa, en particular por los medios televisivos. Pero se
detectó que ellos desconocen mucho de la amenaza real por tsunamis para Costa
Rica y las sencillas medidas que se pueden aplicar para escapar de un maremoto
(figura 5). Ese desconocimiento podría deberse a que no hay incidentes ni en la
memoria histórica ni el imaginario colectivo de la población y porque no han
recibido la información científica existente (Gutiérrez, 2016).
Es
importante resaltar que de 71 personas, 64 no conocen
las reglas básicas para enfrentar un tsunami (figura 5), que son: 1 – Si
tiembla fuerte en una zona costera aléjese de la playa y busque sitios altos,
si hay, 2 – Si observa que el mar se alejar después del temblor, busque aléjese
de la playa y busque sitios altos.
Figura
5.
Respuestas a la pregunta: ¿Cuáles reglas simples podrían ayudarnos a escapar de
un tsunami? Tomada de Gutiérrez (2016).
Semanas
después del Terremoto de Sámara del 2012 se preguntó a 206 personas si se
preparaban para enfrentar terremotos y tsunamis, ante esta consulta un 70% de
los entrevistados manifestó que no se preparan. De estos, un 32 por ciento
indicó que no saben cómo prepararse, un 28% manifestó que no ha habido
oportunidad y un 15% consideran que no es necesario. Todo esto refleja un gran desconocimiento
y una gran falta de preparación lo cual son indicios de las significativas
deficiencias educativas para el manejo de riesgos (Zamora 2013 y Gutiérrez,
2016).
Los
anteriores hallazgos sugieren que la vulnerabilidad educativa es importante por
lo que se debe hacer gestiones para disminuir su nivel (Gutiérrez, 2016). Se
han hecho algunas iniciativas al respecto (Fernández y Alvarado, 2005;
Fernández, 2013 y Fernández-Arce, Solís-Arce, Porras-Loría y González-Ilama,
2014) pero subsiste la necesidad de capacitación y preparación de la población.
Se estima que, aunque la población es consciente de su exposición no hace
esfuerzos por prepararse debido a que no tienen en su memoria eventos
anteriores que les hayan dejado desagradables recuerdos.
Vulnerabilidad Ideológica
Las
respuestas dadas a las preguntas realizadas revelan que hay vulnerabilidad
ideológica en la comunidad Tamarindo - Playa Langosta. Cinco ideas lo confirman:
1 No me preparo porque no me pasará nada al ocurrir un evento adverso, 2 No me
preparo porque no sé en cual momento se manifestará una amenaza, 3 No me
preparo porque no ha habido oportunidad (no han ocurrido eventos antes), 4 No me
preparo porque no es necesario, 5 No me preparo porque no ha habido ninguna
ayuda o iniciativa al respecto. Estas ideas manifiestan confianza nociva, egoísmo,
negligencia, desconocimiento y un pesimismo altamente perjudicial (Gutiérrez,
2016).
Lo
que se expresa en la primera idea es una negación muy común entre grupos
vulnerables. Negar la probabilidad de ser afectado por la manifestación de una
amenaza inhibe cualquiera acción para contrarrestarla y hace creer a la gente
que vive o está en un lugar seguro.
Quienes
así piensan se arriesgan. Es posible que admitan que otros sí podrían ser
impactados y que, por tanto, son otros y no ellos los que deben hacer un manejo
del riesgo.
La
segunda idea refleja lo que en gestión de riesgos se denomina “Atencionismo”, es decir, solo se actúa si pasa algo y, por
tanto, mientras no pase nada no se hará nada. No se cuestiona que se debe responder
al ocurrir un incidente, pero sí que se espere a que suceda para intervenir.
Limitar la gestión a la ocurrencia de eventos conlleva a dejar de lado todas
las acciones y medidas ejecutadas para evitar la materialización de los
desastres, es decir, se relega la prevención. Y si solo se pretende actuar cuando
se manifieste una amenaza, se requeriría entonces saber cuándo lo hará ella,
algo que ni los especialistas saben.
En
cuanto a la tercera idea, algunas personas manifestaron que no ha habido
oportunidades para prepararse y con ello se refieren a la ocurrencia de eventos.
Es decir, no ha habido eventos que los hayan movido a mejorar su estrategia
para enfrentar las amenazas. Es una idea inconveniente esperar a la ocurrencia
de eventos para actuar. Se debe hacer lo contrario, instruirse antes de que
ocurran ellos y así reducir su impacto.
Por
otro lado, creer que no es necesario adquirir conocimiento y practicar previo a
la manifestación de un peligro también refleja una falsa sensación de seguridad.
Probada la existencia de la amenaza, es un deber prepararse para enfrentarla
correctamente. Si no lo hacemos podemos perder hasta la vida, cuando las
amenazas se manifiesten.
Finalmente,
no prepararse porque no ha habido ninguna iniciativa o ayuda también es una
idea negativa. Aunque no haya planes, todos los miembros de una comunidad deben
mejorar su resistencia y habilidad para enfrentar los peligros y no esperar a que
alguien inicie un proyecto o programa. Cada individuo debe propiciar ese plan
o, incluso hacerlo si fuera el caso. Todo el que esté expuesto a un peligro
debe hacer lo posible para que las iniciativas o ayudas inicien o lleguen.
Quedarse esperándolas solo nos hace más susceptibles a ser impactados.
Vulnerabilidad Cultural
De
lo que se indicó en el apartado de vulnerabilidad social se deduce que también
hay vulnerabilidad cultural en Tamarindo – Playa Langosta. Ella deriva principalmente
del individualismo mencionado que lleva a las personas a buscar su propio
interés y no el bien común. La sociedad costarricense está caracterizada por un
fuerte individualismo, el cual atenta contra la organización y la unidad del
grupo, éstos últimos elementos clave para una efectiva gestión de riesgos.
Conclusiones
Al
igual que la amenaza, la vulnerabilidad también existe en el área estudiada. De
todos los tipos de vulnerabilidad, los de mayor peso son la física y la ideológica.
La primera por cuanto la población y las obras civiles están muy cerca de la
playa, lo cual aumenta la susceptibilidad al impacto. La segunda porque hay
ideas en la mente de las personas como el pesimismo y la creencia de que no se
puede hacer nada ante la manifestación de la amenaza, lo cual es rendirse por
completo a ella y por tanto, condenarse a morir en
caso de que llegue un tsunami a la comunidad.
La
comunidad de Tamarindo debe reflexionar sobre el desarrollo turístico que desea
y necesita. El turismo debe ser seguro y, por tanto, el desarrollo turístico no
debe crear vulnerabilidad. Desafortunadamente, si la ha creado. En pocas
décadas Tamarindo pasó de ser un pueblo de pocas viviendas a una comunidad con
una gran infraestructura comercial y turística. Donde antes prácticamente no
había personas expuestas al impacto de un tsunami ahora hay cientos y hasta
miles en condición de vulnerabilidad. No se trata de oponerse al desarrollo de
lo que se trata es de que ese desarrollo se haga bien, que tome en cuenta las
amenazas y que incluya al menos señales y rutas de evacuación. Como el asentamiento
humano creció sin tales medidas de mitigación, ahora le correspondería al
Estado o a las fuerzas vivas de esa comunidad realizarlas. Para evitar que este
problema continúe, las obras futuras deben incluir la gestión de riesgos y el
gobierno local y las autoridades encargadas del manejo de los riesgos a nivel
nacional deben velar por el cumplimiento de lo anterior.
Referencias Bibliográficas
Estrategia
Internacional para la Reducción de los Desastres (EIRD). (2004). Vivir con el
riesgo: informe mundial sobre iniciativas para la reducción de desastres.
Disponible en: https://www.unisdr.org/we/inform/publications/657.
Fernández,
M. (2013). Promoción del conocimiento de tsunamis en escuelas costeras de Costa
Rica. En: Memorias de Coloquio Mesoamericano de Gestión de Riesgos y Cambio
Climático. México : Centro de Investigación en Gestión
de Riesgos y Cambio Climático.
Fernández,
M. y Alvarado, G. (2005). Tsunamis and tsunami prepardness
in Costa Rica, Central America. ISET Journal of Earthquake
Technology, 42(4), 203-212.
Fernández,
M. y Ortiz, M. (2007). Earthquake- Triggered Tsunamis in Central America.
En: Bundschuh, J. y Alvarado, G. edits.
Central America: Geology, Resources and Hazards. Ingleterra :
Taylor & Francis.
Fernández,
M. y Rojas, W. (2000). Amenaza sísmica y por tsunamis. En: Denyer,
P. y Kussmaul, S. edits. Geología de Costa Rica.
Cartago, C.R. : Editorial Tecnológica de Costa Rica.
Fernández,
M., y Doser, D. (2009). Relocation
and Waveform Modelling of the 1924 Orotina, Costa Rica, Earthquake (Ms 7.0). Tectonophysics,
(479), 197-202.
Fernández,
M.; Havskov, J. y Atakan,
K. (1999). Destructive tsunamis and tsunami warning in Central America. Science of Tsunami Hazards, 17(3),
173-186.
Fernández,
M.; Molina, E.; Havskov, J. y Atakan,
K. (2000). Tsunamis and tsunami Hazard in Central America.
Natural Hazards, (22), 91-116.
Fernández-Arce,
M.; Solís-Arce, D. Porras-Loría, J. y González-Ilama, G. (2014). Proposal to Disseminate
the Knowledge of Tsunamis in the Caribbean Coast of Costa Rica, Central America. World Journal of
Engineering and Technology,
(2), 85-90. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4236/wjet.2014. 23B013.
Gutiérrez,
G, y Fernández, M. (2018). Evaluación de la amenaza y vulnerabilidad física por
tsunami en tamarindo-playa langosta. (Artículo no publicado)
Gutiérrez,
G. (2016). Análisis de datos espaciales para la implementación de un plan de
contingencia ante tsunamis en las playas Tamarindo y Langosta, Santa Cruz,
Guanacaste, Costa Rica. (Tesis de Licenciatura, no publicada). Universidad de
Costa Rica.
Ortiz,
M.; Fernández, M. y Rojas, W. (2001). Riesgo de inundación por tsunamis en
Puntarenas, Costa Rica. GEOS, 21(2), 108-113.
Quesada,
G., 2010: La importancia del Parque Nacional Marino Las Baulas. Acontecer Digital,
Universidad Estatal a Distancia (UNED), artículo de opinión recuperado de https://www.uned.ac.cr/acontecer/opinion/articulos/577-la-importancia-del-parquenacional-marino-las-baulas.
Reyes,
J.; Fernández-Arce, M.; Solís-Arce, D. y Bolaños-Villalobos, R. (2014). Assessment of Physical
Vulnerability in Santo Domingo de Heredia, Costa
Rica, Central America. World
Journal of Engineering and Technology, (2),
78-84. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4236/wjet.2014.23B012
Reyes,
J., y Fernández, M. (2015). Máxima vulnerabilidad humana en santo domingo de
Heredia. Rev. Reflexiones, 94(1), 37-47. Disponible en:
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/reflexiones/article/view/20875
Wilches-Chaux, G. (1993). La vulnerabilidad global. En: Maskrey, A., comp. Los Desastres
no son naturales. Panamá: La Red de Estudios Sociales en Prevención de
Desastres en América Latina.
Zamora,
N. (2013). Tsunami threat and risk
perception evaluation in
Tamarindo coastal community,
Costa Rica. (Tesis de especialización CERG, no publicada). Universidad de Costa
Rica. Universidad de Génova.
Zamora,
N., y Fernández, M. (2010). Mapas de Inundación por Tsunamis en Playas del Coco
y Puntarenas, Costa Rica. En Torno a la Prevención, (5), 1-8.
Zamora,
N.; Fernández, M.; Bergoeing, J. y González, C.
(2012). Posible Inundación por Tsunamis en Puntarenas, Costa Rica. Revista Geográfica
del Instituto Panamericano de Historia y Geografía, (151). 106-112.