Revista En Torno a la
Prevención, número 25, diciembre 2020
ISSN 1659-3057 • E-ISSN 2215-3845
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REDUCCIÓN DE LA
VULNERABILIDAD FÍSICA EN SANTO DOMINGO DE HEREDIA
Mario Fernández Arce
Escuela de Geografía,
Universidad de Costa Rica
mario.fernandezarce@ucr.ac.cr
Gerardo Ortega Fonseca
Estudiante de Geografía,
Universidad de Costa Rica
gortegaucr@gmail.com
Resumen
Este trabajo resume las medidas de reducción de
la vulnerabilidad física en tres asentamientos humanos de Santo Domingo de
Heredia: Rincón de Ricardo, Barrio Fátima y La Zamora. Los tres vecindarios tenían
un alto grado de exposición a las amenazas y viviendas de mala calidad. Pese a
que en Costa Rica hay muchos centros de población en zonas de alto riesgo,
hasta la fecha poco se ha hecho por trasladarlos a lugares más seguros. Las
autoridades locales y grupos organizados dieron un paso importante hacia la
reducción de la vulnerabilidad y ello merece reconocimiento y divulgación por
lo que se estimó oportuno documentar lo hecho. La intención de este trabajo es
dejar constancia del trabajo realizado por los gestores locales y generar
información para una futura plataforma digital sobre riesgos del cantón. Para
hacer esta investigación fue necesario revisar trabajos previos, entrevistar a
residentes de los barrios y usar imágenes para comparar el aspecto físico de
los sitios antes y el después del traslado. El resultado más significativo es
que se ha reducido la vulnerabilidad física en tres barrios mediante la reubicación
de familias en lugares seguros, la demolición de viviendas y la conversión de
un tugurio en una urbanización de bienestar social.
Palabras Clave: Vulnerabilidad,
Reubicación, Asentamientos humanos, Exposición, Riesgo de desastre.
Abstract
This work summarizes
the measures to reduce physical vulnerability in three human settlements in
Santo Domingo de Heredia: Barrio Fátima, La Zamora and Rincón
de Ricardo. The three neighborhoods had a high degree of exposure to threats
and poor-quality housing. Although there are many population centers in
high-risk areas in Costa Rica, to date little has been done to move them to
safer places. The local authorities and organized
groups took an important step towards the reduction of vulnerability and this
deserves recognition and dissemination. The intention of this paper is to
record the work done by local managers and generate information for a future
digital platform on risks in the canton. To do this
research it was necessary to review previous work, interview neighborhood
residents and use images to compare the physical appearance of the sites before
and after the transfer. The most significant result is that physical
vulnerability has been reduced in three neighborhoods by relocating families to
safe places and demolishing their old homes and converting a slum into a social
welfare urbanization.
Key Words:
Vulnerability, Relocation, Human settlements, Exposition,
Disaster risk.
Introducción
Este articulo contiene información sobre el
proceso de reducción de la vulnerabilidad en tres asentamientos humanos del
cantón Santo Domingo de Heredia, a saber: Rincón de Ricardo, Barrio Fátima y La
Zamora (figura 1); en los dos primeros había casas en la orilla de un río y el
tercero fue un tugurio por largo tiempo. El trabajo incluye una compilación de
información sobre la condición de los vecindarios, los problemas que los
afectaron por años y una descripción de las actividades relacionadas con el
proceso de reubicación. Para visualizar mejor el cambio ocurrido en dichos
sitios se muestra una imagen de ellos antes y después del traslado de las
familias.
Figura 1. Barrios de Santo Domingo analizados.
Fuente: Elaboración propia.
Dos de los sitios estudiados (1 y 2) fueron
afectados por las inundaciones del río Bermúdez por años (Fernández, Borges, Meléndez,
Mora, Mora y Muñoz, 2013; Reyes, Fernández, Grinesky
y Collins, 2014a; Reyes, Fernández, Solís y Bolaños, 2014b; Reyes y Fernández,
2015) y el otro era un asentamiento humano tipo tugurio, con estructuras de
mala condición física (Reyes, Fernández, Solís y Bolaños, 2014b; Reyes y Fernández,
2015), baja resistencia al esfuerzo y muy vulnerable al impacto de fuertes
vientos e incendios. En Costa Rica, muy pocos asentamientos han sido traslados
de áreas de alto riesgo a lugares seguros y hasta donde sabe, estos casos no
han sido adecuadamente descritos y publicados aún. Se estima conveniente,
notable y valioso registrar cualquiera acción hecho sobre manejo de riesgo y
por eso se ha documentado las medidas implementadas por los actores locales
para reducir la vulnerabilidad humana en Santo Domingo.
Documentar tales acciones es de vital
importancia para la gestión de riesgos del cantón Santo Domingo. La información
recabada no solo deja constancia del trabajo hecho por los gestores locales,
sino que sirve para conformar una futura plataforma digital de información
sobre riesgos del cantón y las acciones realizadas para reducirlo. Reconocer
dichas acciones y medidas en una publicación científica pretende motivar a los
gestores locales y a la sociedad civil a continuar con los esfuerzos para
reducir el riesgo y aumentar tanto la seguridad como el bienestar de la población.
Para hacer esta investigación fue necesario
indagar sobre el origen y evolución de los vecindarios para lo cual hubo que
conversar con residentes de estos. También, fue de gran ayuda visitar los
sitios a fin de tomar fotografías de estos. Con imágenes aéreas se pudo
comparar el estado físico de los barrios antes y después de las demoliciones de
viviendas.
El resultado más significativo del trabajo es
que en Santo Domingo de Heredia se ha reducido la vulnerabilidad física en
Barrio Fátima, Rincón de Ricardo y La Zamora mediante la reubicación de
familias en lugares seguros, la demolición de sus antiguas viviendas y la
conversión de un tugurio en una urbanización de bienestar social.
Metodología
Se hizo un análisis sintético de la realidad
pasada y actual de los barrios de interés. El primer paso para lograr el
objetivo propuesto fue realizar una investigación bibliográfica con el fin de
conocer la incidencia de las amenazas en los sitios de interés. Era necesario
saber el tipo de peligros a los que estaban expuestas las comunidades
analizadas en este estudio. También, se requería adquirir información sobre las
condiciones de los residentes que los hacían más susceptible a ser afectados
por la manifestación de eventos adversos. Por tanto, se buscaron artículos
científicos de libros y revistas en los que se abordó la ocurrencia de eventos
naturales y su impacto en los vecindarios antes mencionados.
También, se recurrió a fuentes orales y al submétodo cronológico para conocer el desarrollo de
vecindarios a través del tiempo. Esto requirió entrevistas presenciales y telefónicas,
que al no tener un plan estructurado permitió una conversación libre y sin
final preestablecido. De esa manera, el entrevistado podía hablar libremente
sobre el origen y realidad de su área residencial.
Los sitios fueron visitados en varias ocasiones
en los últimos años. No solo era importante conocerlos sino comprobar en el
campo lo que de ellos decían las publicaciones científicas. De particular interés
era conocer la extensión del área afectada por los recurrentes eventos y las
viviendas construidas en zonas de alto riesgo. Los desalojos y las demoliciones
motivaron nuevas visitas a las zonas críticas para observar el estado final de
ellas. En una primera inspección se constató la presencia de casas demolidas en
Barrio Fátima y Rincón de Ricardo. Cuando se realizó la limpieza de los
escombros se hizo otra expedición a esos lugares con el fin de tomar fotografías.
Se optó por usar fotografías aéreas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) - Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT) para comparar los sitios antes y después del 2018,
que corresponden a fotografías aéreas del Proyecto: BID Catastro del año 2005,
mosaico de ortofotos, escala 1:1000. Esta información fue consultada mediante
el Sistema Nacional De Información Territorial.
Resultados
Se ha hecho reducción de vulnerabilidad en tres
distritos del cantón, a saber: Santa Rosa en el Oeste, San Vicente en el Norte
y Tures en el Este. En Santa Rosa y San Vicente las comunidades afectadas son
Rincón de Ricardo y Barrio Fátima respectivamente; la reducción de la
vulnerabilidad en ambos casos implicó la reubicación de viviendas en Rincón de
Ricardo y prácticamente todo el Barrio Fátima. En el caso de Tures, la
comunidad de interés es la Urbanización La Zamora y la disminución de la
vulnerabilidad en ella obedeció a la transformación de un tugurio en una
urbanización de bienestar social. A continuación, los detalles de cada caso:
Rincón de Ricardo
Este barrio (figura 2, izquierda) ya existía
cuando aún no había puente (el que está casi en la curva) sobre el río Bermúdez
(área sombreada en la foto izquierda de la figura 2) y no había comunicación
terrestre con el cantón San Pablo. Por tanto, este asentamiento podría haber
nacido en 1950 y, por tanto, podía tener alrededor de 70 años a la fecha.
Rolando Ramírez, miembro de una de las familias reubicadas, indicó que él llegó
a vivir allí hace 5 años pero que había vivido allí durante 40 años.
El barrio es el grupo lineal de casas que
limitan con el río hacia el Oeste; creció en la orilla izquierda del río aguas
abajo. De acuerdo con Reyes, et. al. (2014a, 2014b), Rincón de Ricardo figuraba
entre los sitios más vulnerables del cantón de Santo Domingo. En julio del 2010
había cerca de 8 casas expuestas a los desbordamientos del río Bermúdez en este
sector, cinco al norte y 3 al sur del puente. Pero en el 2010 la fisonomía del
barrio cambió drásticamente a raíz de una severa inundación. El agua de aquel
evento anegó y destruyó cuatro de las cinco casas del norte y desde entonces no
se volvió a construir sobre los sitios en los cuales estaban emplazadas las
viviendas. La única del norte que permanece en pie es la que está en la esquina
inferior izquierda de la figura 2, la que está junto al puente. Esta casa sigue
allí y está habitada seguramente porque está en un terreno más alto donde el
agua tiene menos probabilidad de ascender. Esta casa y las 3 del sur
continuaron en pie después del evento del 2010.
Después del evento del 2010, el agua del río,
la calle y la lluvia siguió afectando las primeras tres casas ubicadas al sur
del puente. (figura 2, izquierda). El río erosionó el suelo bajo ellas y las
desestabilizó. La escorrentía superficial provocada por fuertes aguaceros
entraba y pasaba por ellas. Y, además, la lluvia atravesaba los dañados techos
y humedecían el interior de las viviendas. Ante estas circunstancias, las
familias fueron reubicadas en el 2019 y en ese mismo año fueron demolidas las
viviendas. En la figura 2 derecha se aprecia el terreno sin las viviendas por
haber sido demolidas.
Figura 2. Izquierda: Fila de casas de Rincón de Ricardo
ubicada en la margen del río Bermúdez en el año 2005. Ortofoto del Sistema
Nacional de Información Territorial, del año 2005. Derecha: El sitio que
ocupaban las casas limpio y desocupado en el 2019. Fuente: Imagen aérea de
Google Earth del 23 de abril de 2019.
Barrio Fátima
Según Rogelio Aguilar Ramírez, los orígenes de
este barrio se remontan a los años 40s, cuando don Víctor Rodríguez, boticario
de Santo Domingo por ese entonces, le dio a su familia el terreno donde todavía
viven en la actualidad (comunicación personal, setiembre de 2019). El nació en
1940 y si llegó a ese barrio a los 7 años, entonces la llegada pudo haber sido
en 1947. Al llegar del centro de Santo Domingo ya vivían 6 familias allí. No
había carretera a Heredia aún, solo una trocha para carretas. De acuerdo con el
señor Aguilar, el barrio comenzó a poblarse por medio de los intereses políticos
que con tal de ganar votos otorgaron terrenos a más personas. Esto ocurrió
cuando él tenía alrededor de 38 años, es decir, poco antes de 1980. En la
pendiente del río Bermúdez, arriba de Barrio Fátima, se ubica el asentamiento
conocido como Monte Carmelo, que nació como tal en 1975 cuando el presbítero
Delio Arguedas donó el terreno para el mismo; en 1977 inició la construcción de
las primeras casas con la ayuda del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y la Asociación de Damas Israelitas (Reyes, et. al., 2014b). Este barrio empezó a dar muestras de
hacinamiento en 1985 por crecimiento de las familias y aumento de la población.
Barrio Fátima fue severamente impactado
principalmente por las inundaciones (Fernández, et. al.,
2013) y eventualmente por algunos deslizamientos leves y agrietamientos del
suelo (Reyes y Fernández, 2014). Las primeras inundaciones conocidas datan de
los años 80s y se debían a perturbaciones atmosféricas de gran magnitud, las
cuales aportaban mucha agua al río Bermúdez, que siempre ha tenido un pequeño
caudal en todo el año bajo circunstancias atmosféricas normales. Con el paso
del tiempo, el proceso de urbanización creció aceleradamente en la parte
central de Costa Rica y con ello proliferaron las urbanizaciones en los
suburbios de las ciudades más importantes de los cantones de la Gran Área
Metropolitana de San José, que a la postre iban a terminar aportando agua a los
río y quebradas de la zona mencionada. Paralelamente, la impermeabilización de
los suelos aumentó considerablemente por la cobertura de concreto generada por
el desarrollo urbanístico. Fernández, et. al. (2013) mostraron que la
impermeabilización de la cuenca del río Bermúdez pasó de 26% en 1975 a 53% en
el 2010. A raíz de esto, la frecuencia y la intensidad de las inundaciones de
Barrio Fátima aumentaron significativamente, a punto de que en la década de los
80 ya se registraron eventos que llamaron la atención de las autoridades. En
1999 hubo una inundación severa y el desbordamiento del río en el 2010 afectó
30 viviendas y obligó al traslado personas a un albergue temporal. Fue entonces
cuando se vio claramente que la vulnerabilidad física de los habitantes de ese
barrio era incuestionable y había que hacer lo pertinente para reducirla.
La vulnerabilidad más importante del sitio era
la física, la exposición directa de los miembros de la comunidad a las
inundaciones generadas por el río Bermúdez. El barrio estaba en la pendiente
del río, a poca altura con respecto al manto de agua. La cercanía al cauce era
tal que algunas casas estaban prácticamente en el límite entre tierra y agua
(Fernández, et. al., 2013). Aunque algunas estaban en
un pequeño promontorio, la mayoría estaba en zonas más planas, propensas a la inundación.
El potencial de inundación era mayor por estar el barrio muy cerca de un puente
de piedra, con orificio en forma de arco para el paso de agua, el cual se
convertía en una represa cuando objetos de gran tamaño bloqueaban el paso. En
esos casos, el represamiento formaba un estanque cuya agua llegaba más fácilmente
a las casas. Eso contribuía a que la inundación fuera de mayor magnitud.
De acuerdo con Fernández, et. al. (2019), las
familias de este barrio empezaron a irse de allí después de la severa inundación
del 2010. Entre ese año y el 2018 se reubicaron familias en las urbanizaciones
La Zamora y Real Dante. En los primeros meses de 2019 se hizo la demolición de
las viviendas desalojadas y se removieron los escombros quedando limpio el
lugar. En la figura 3 se muestra el aspecto del barrio en el año 2005 y en el
2019. Como se aprecia en la imagen del 2019, prácticamente ya desaparecieron
las viviendas cercanas al río y solamente quedan unas pocas en las que viven
familias que por diversas razones no ha sido posible reubicarlas.
Figura 3. Barrio Fátima. A la izquierda una
imagen de foto aérea de 2005 del SNIT, en la que el río
Bermúdez está delineado por la banda de árboles que se observa en el extremo
izquierdo de la foto. A la derecha una imagen aérea de Google Earth, del 23 de abril de 2019, en la que se aprecia mejor
el río y se muestra como quedó el barrio después de la demolición de viviendas
y limpieza del terreno. En esa fecha todavía se notaban escombros en el lugar. Fuente:
Investigación propia.
La Zamora
De acuerdo con William Zambrana, El Barrio La
Zamora nació en 1996 cuando la Asociación Provivienda
de Los Ángeles compró una finca para construir casas y llenar la necesidad de
techo para familias de los distritos del Este del cantón Santo Domingo. La
compra se pudo hacer gracias a un préstamo-puente con una entidad llamada
Covivienda. Esta última quebró y entre los años 1997-1998 la Mutual Alajuela
asumió todo el proyecto y empezó a presionar con un eventual remate de la finca
si el mismo no avanzaba. Tal intención generó temor en las familias
potencialmente beneficiarias por lo que decidieron invadir la propiedad y vivir
allí en humildes ranchos de cartón, madera y latas. Con la medida, el proyecto
siguió su marcha y cobró más fuerza, pero para que fuera aprobado en la
Municipalidad fue necesario comprar franjas de terrenos a ambos lados de la
entrada a la urbanización y obtener la disponibilidad de agua potable. El uso
del suelo para hacer la urbanización fue aprobado en febrero del 2009, la
disponibilidad de agua en abril de ese mismo año y finalmente, se aprobó el
proyecto el 27 de febrero de 2012 como consta en el acta 152-2012 del Concejo
Municipal de Santo Domingo de Heredia. Pasaron dos años hasta que se inauguró
el residencial en enero del 2014.
En este barrio eran evidentes los siguientes
tipos de vulnerabilidad: económica, técnica, educativa y física (Wilches, 1993).
La gente que habitaba y habita el lugar son personas de bajo ingreso económico
que, no teniendo recursos para comprar un terreno, recurrieron a la alternativa
de invadir una propiedad privada, a fin de optar por un terreno y aspirar a una
vivienda digna. Sin dinero no podían ofrecer resistencia a las amenazas del
entorno y, por tanto, estaban más expuestos a ellas. Sin recurso económico
suficiente no podían aspirar a algo más que un rancho, construcción débil e
insegura. No podían protegerse adecuadamente y estaban al acecho de los
peligros que impactaran.
La vulnerabilidad técnica estaba presente por
cuanto ella se refiere a las técnicas de construcción empleada. Se puede
construir resistente o frágilmente, con buenos o malos materiales, con normas
de seguridad o sin ellas. Obviamente, al no tener recursos económicos las
personas recurrieron a técnica de construcción inadecuadas, cuyo resultado fue
obras débiles, mal construidas, de materiales livianos y frágiles,
probablemente restos de materiales ya usados o desechados. Las estructuras no
se ajustaron a ninguna norma técnica de construcción.
La vulnerabilidad educativa se debe a la condición
que hace más susceptible a las personas al impacto de las amenazas por la falta
de preparación en general y para manejar riesgos en particular. En estos
barrios son tantas las necesidades cotidianas y las prioridades que el tiempo,
esfuerzo y dinero no alcanza para hacer manejo de riesgos; los miembros de
tales comunidades no suelen tener, por lo que se dijo anteriormente, interés en
recibir educación para el manejo de los riesgos. Y, por otro lado, a estas
comunidades casi nunca llegan los gestores de riesgo a dar capacitación y educación.
De manera que la vulnerabilidad educativa está muy presente en ellos.
Aunque los ranchos estaban situados en una zona
plana y alta, lejos de cualquiera inundación, la condición de las viviendas
implicaba vulnerabilidad física por su escasa resistencia a esfuerzos naturales
como los vientos fuertes, tornados, huracanes e incendios. Los barrios
informales y las cuarterías son lugares de gran riesgo por incendio (Semanario
Universidad, 2019; La Nación, 2020) ya que las condiciones de seguridad son mínimas
y los materiales muy aptos para la propagación del fuego. De ocurrir un
incendio en uno de ellos, el mismo puede avanzar muy rápidamente y destruir
todo en cuestión de minutos, poniendo la vida de personas y animales en serio
peligro. Los incendios en barrios muy pobres ocurren con cierta frecuencia y
han estado aumentando por el incremento de tales barrios, la calidad de los
materiales constructivos, la falta de vías de acceso y la falta de hidrantes.
Lo anterior hace que las llamas avancen y el trabajo de los bomberos sea muy
difícil. Las causas más comunes son el escape de gas, fuego en charrales e
incidente en cocinas de leña. Grupos más expuestos son los niños y los adultos
mayores. Además de los incendios, los vientos fuertes pueden arrasar con las
viviendas y levantar latas de Zinc que pueden ser mortales. Y un terremoto
puede sacudir las estructuras violentamente provocando caída de objetos, entre
ellos recipientes de sustancias inflamables, que podrían llevar al
desencadenamiento de otras amenazas como el incendio.
En la figura 4 se aprecia como era La Zamora en
el 2005, cuando era un tugurio, y como es actualmente. Note que en el 2005
dicha comunidad era un tugurio compuesto por viviendas de pobre calidad y
resistencia. Pero como ya se mencionó, el asentamiento informal se convirtió en
una urbanización con casas dignas, seguras y de mejor óptima calidad.
Figura 4. La Zamora. El asentamiento pasó de
ranchos de cartón y lata en el 2005 a viviendas de bien social en el 2017.
Ortofotos del SNIT, escala 1:1000. Fuente:
Investigación propia.
Conclusiones
En Santo Domingo de Heredia ha sido posible
reducir la vulnerabilidad física en tres vecindarios: Rincón de Ricardo ubicado
en el distrito Santa Rosa, Barrio Fátima del distrito San Vicente y la urbanización
La Zamora localizada en el distrito Tures. En los dos primeros casos la acción
realizada para disminuir la condición de susceptibilidad fue la reubicación de
viviendas expuestas al impacto de las inundaciones del río Bermúdez y en el
tercero, la gestión para prevenir incidentes y reducir la exposición fue
convertir un tugurio en una urbanización de bien social, compuesta de viviendas
resistentes al impacto de fuerzas naturales y con diseños que disminuyen la
probabilidad de ocurrencia de incendios. Con tales acciones, los gestores de
riesgos del cantón y los grupos organizados han hecho genuinas actividades de
prevención de emergencias y han mejorado no solo la seguridad de habitantes del
cantón sino también, su bienestar.
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