CORRIENTES DE RETORNO: SEGUNDA CAUSA DE
MUERTE ACCIDENTAL
EN
COSTA RICA
Alejandro Gutiérrez Echeverría[1]
Universidad Nacional, Costa Rica
alejandro.gutierrez.echeverria@una.cr
Marcelo Salas Cascante[2]
Universidad Nacional, Costa Rica
RESUMEN
Debido
al alto promedio anual de muertes por sumersión, reflejado por las estadísticas
de la Sección de Estadísticas del Poder Judicial de Costa Rica (PJ) por causa
de las corrientes de retorno, se ha juzgado conveniente detallar la causa y
características de estas corrientes a escala mundial, y en Costa Rica, en lo
particular, así como la obligada consideración de los factores básicos de tomar
seriamente en cuenta por el Estado costarricense, con el fin de mejorar la
seguridad de nuestras playas en tiempos de significativo incremento del
turismo, tanto local como foráneo, hacia estos sitios de diversión y
esparcimiento.
PALABRAS CLAVES:
Corriente de resaca,
Ahogamientos, Guardavidas, Seguridad en las playas, Prevención,
ABSTRACT.
Due to the high annual average of
deaths by submersion, reflected by the statistics of the Judiciary Authority Statistics
Section of Costa Rica (PJ) caused by the rip currents, it has been deemed
convenient to detail the cause and characteristics of these currents worldwide,
and in Costa Rica, in particular, as well as the obligatory consideration of
the basic factors to be taken seriously into account by the Costa Rican State,
in order to improve the safety of our beaches in times of significant increase
of tourism, both local and foreign, to these sites of fun and recreation.
KEYWORDS:
Rip current, Drownings,
Lifeguards, Beach Safety, Prevention.
INTRODUCCIÓN
Las
muertes por sumersión en Costa Rica representan, junto con las intoxicaciones y
después de las muertes por tránsito vehicular, la segunda causa de muerte
accidental en este país (Córdoba,
2022); una problemática nacional que
lleva años sin atenderse como merece, sobre todo, tomando en cuenta el deseado,
promovido y efectivo incremento del turismo nacional y extranjero a las playas
de nuestro país en las últimas décadas.
Las
muertes por sumersión en las playas, objeto único de interés en este artículo,
incluyen tres aspectos fundamentales que no pueden ser soslayados:
1.
Las
valiosas estadísticas provenientes de Sección de Estadísticas del PJ, más
adelante discutidas según el tratamiento que hemos llevado a cabo y detalladas
en lo que sigue.
2.
La
causa y características de ese fenómeno cuyo estudio formal hemos iniciado en
la década de los noventa.
3.
El
papel que ha jugado y debe jugar el Estado costarricense a favor de la
seguridad en las playas.
ESTADÍSTICAS DEL PJ
En
términos generales, la estadística de ahogamientos en playas, diferenciada para
estos entornos a partir del año 2001, es clara y demandante: hasta el año 2021
el número de ahogados sobrepasa las mil defunciones (1055) (figura 1), ritmo que ha
incrementado hoy en día, ya que a pesar de que la vigilancia de las playas más
visitadas ha aumentado en alguna medida, asimismo su visitación aparente (no se
cuenta con cuantificaciones precisas), según datos pre y post pandemia,
publicados por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT,
2022).
Efectivamente,
durante el año 2019 la cifra de visitantes extranjeros (a ésta hay que sumarle
la visitación de locales a nuestras playas) ascendía a los 3.000.000; y, como
se sabe, durante el año de recuperación turística 2021 el ingreso de turistas
extranjeros superó el 1.200.000. Y, a pesar del efecto pandemia, durante el año
2020, como lo muestra la figura
1, hubo 46 ahogados; lo que significa que las restricciones impuestas,
en la práctica no tuvieron efecto sobre el número promedio anual de ahogados.
De ahí que podamos concluir que, conforme lo promueve y requiere el Estado
costarricense, el incremento del turismo también hacia nuestras playas irá en
aumento, como eventualmente el número de ahogados lo hará, a menos que se tomen
medidas efectivas que lo contengan, lo que implica una serie de aspectos que
comentaremos más adelante. Es preciso decir que el número promedio de ahogados
en Costa Rica, territorio con escasos 1300 Km de extensión litoral, debe ser considerado
comparativamente alto, si tomamos en cuenta que en naciones como Estados Unidos
de América y Australia, el promedio anual es similar, siendo que la longitud de
sus costas es, aproximadamente, en el orden respectivo, de 20.000 y 26.000 Km (Wikipedia, 2022).
Figura
1. Ahogados por año en las playas costarricenses.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
La
figura 2 muestra la incidencia de ahogados en las diferentes
zonas costeras de nuestro país. De ésa se desprende que la provincia mayormente
afectada es la de Puntarenas (más del 65% del total), y en lo particular,
algunas playas del Pacífico Central (figura 3). Y esto se debe fundamentalmente a la combinación de
dos razones, que son: la cercanía de tales playas respecto del Valle Central y
la peligrosidad intrínseca de las playas, directamente expuestas al oleaje del
Océano Pacífico entre los golfos de Nicoya y Dulce; sumadas éstas al número
insuficiente de guardavidas en la mayor parte de esas playas.
La
figura 4 muestra cómo los días sábado y domingo cuentan con un
número significativamente mayor de ahogados; razón por la que, en los últimos
años, bien han hecho la Cruz Roja costarricense y algunas asociaciones privadas
de guardavidas en incrementar su presencia durante estos días en algunas de las
playas más visitadas, así como durante los períodos vacacionales ( fin de año,
Semana Santa y receso de mitad de año), tomando en cuenta que el porcentaje de
ahogados nacionales es mucho mayor que el de extranjeros (figura 5).
La
figura 6 conlleva un comportamiento lógico según la edad de la
víctima: de los 10 a los 59 años (¡y sobre todo los hombres! Véase la figura 7) el número de ahogados
es un orden de magnitud mayor que en el resto de los “octiles”. Podríamos
suponer que son los hombres más jóvenes los que se decantan por un riesgo
mayor. Y esto ciertamente debe tomarse en cuenta a la hora de llevar a cabo las
correspondientes labores preventivas
Figura
2. Ahogados en las playas de las diferentes provincias.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Figura
3. Ahogados en las diferentes playas costarricenses.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Figura
4. Ahogados según el día de la semana.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Figura
5. Porcentaje de ahogados según su nacionalidad.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Figura
6. Ahogados por rango de edad.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Figura
7. Ahogados según su sexo.
Fuente:
PJ-UNA, 2022
Resulta
asimismo lógico comprender que haya un número mayor de ahogados nacionales que
extranjeros. Ciertamente, que el número de visitantes de playa locales sea
mayor que el de foráneos no es sorprendente; empero, el porcentaje de ahogados
extranjeros (32% del total), sigue siendo elevado (aprox. 336); como elevado es
un porcentaje del 45% (del total de ahogados extranjeros) correspondiente a los
ahogados estadounidenses; lo que significa un 14.4% del total en el período
2001-2021.
CAUSA Y CARACTERÍSTICAS DEL FENÓMENO
M.S.
Longuet-Higgins y R.W. Stewart
(Komar, 1998) refieren formalmente este fenómeno de las corrientes de
retorno en los siguientes términos:
“Hay dos sistemas de corrientes
inducidas por el oleaje en la zona cercana a la playa. Uno de ellos es el
sistema de corrientes de retorno y corrientes de deriva asociadas, donde
el aspecto más notorio son las corrientes de retorno: corrientes fuertes, de
trayectoria angosta que fluyen en dirección mar adentro desde la zona de
rompientes. Estas corrientes se alimentan de un sistema de corrientes de deriva
(paralelas a la playa) que incrementa su velocidad desde cero, valor éste que
aproximadamente coincide con el punto a mitad de camino entre dos retornos
adyacentes, hasta encontrar un máximo justo antes de producirse el retorno en
dirección mar adentro. Y para compensar el agua que arrastran las corrientes
mar adentro, se produce un lento transporte de masa de agua en dirección hacia
la playa a través de la zona de rompientes entre las corrientes de retorno
adyacentes. Así, este transporte de masa, las corrientes de deriva y las
corrientes de retorno en conjunto, forman una celda de circulación en la zona
cercana a la playa” (esto se pude apreciar en la figura 8).
La
figura 9 refleja a cabalidad la circulación en esa zona:
nótese que las corrientes de retorno en dirección mar adentro, son solo una de
las cuatro direcciones que involucran la celda dinámica de más arriba. Y esto
es importante de tomar en cuenta cuando se aconseja a una persona, atrapada por
una de esas corrientes, “nadar paralelamente a la playa para librarse de ella”.
¡Cuidado! Lo anterior es válido si la víctima está siendo arrastrada por la
corriente de retorno, pero no, en caso de ser movido en dos de las otras tres
direcciones. Hay dos brazos de esta circulación que viajan paralelamente a la
playa, por lo que sugerir en tales casos nadar paralelamente a la playa, podría
significar el solicitar a la víctima nadar en contra de la corriente, lo que
puede redundar en agotamiento, desesperación y, eventualmente, trágica
sumersión. Esto debe tenerse muy en cuenta a la hora de establecer las acciones
preventivas y la señalización en la playa.
Dicho
lo anterior, vamos a concentrarnos en las
corrientes de retorno, esto es, en el brazo de la celda circulatoria en dirección
mar adentro, su más temida característica, dejando la siguiente referencia (Castelle et al, 2016) para el
lector interesado en indagar el muy complejo panorama real de posibles causas
generadoras y tipos de corrientes de retorno, de simple o combinado origen, que
de hecho podemos encontrar en nuestras playas y todas las del Planeta.
Hay
formas directas e indirectas de ver o percibir estas corrientes en el mar. Las figuras 10, 11 y 12 son ejemplos
de este tipo de corrientes trazadas naturalmente; visibilizadas por la acción
de trazadores fluorescentes (figura 13); a partir de registros
“correntimétricos” (figura 14); percibidas como resultado de la formación de
zonas más oscuras en dirección mar adentro ( figura 15); de zonas de “calma”,
donde no rompen las olas (figuras 16a y 16b); o como franjas blancas y
escamosas resultado de la interacción de la misma corriente con la brisa marina
y el oleaje entrante (figura 17). Las figuras 9 y 18, como dicho más arriba,
muestran claramente la circulación arremolinada en la zona de rompientes, cuyo
brazo más temido fluye en dirección mar adentro. Nótese en esta última figura
el doble remolino, como lo advierte la teoría anteriormente detallada.
Figura
8. Corrientes litorales de retorno (rip-neck), hacia el mar y corriente de
deriva (longshore feeder current), paralela a la playa.
Fuente:
Brander y MacMahan, 2011.
Figura
9. Circulación en la zona de rompientes de la playa. Se muestran el flujo hacia la playa (onshore flow) la corriente de
retorno (rip neck) y las corrientes que la alimentan (feeder currents).
Fuente:
Brander y MacMahan, 2011.
Figura 10. Corrientes de retorno trazadas por
los sedimentos que éstas arrastran.
Fuente: Google Earth, 2013
Figura 11. Serie de corrientes de retorno y
sedimentos arrastrados en playa Caldera.
Fuente: Fotografía aérea de oleaje anómalo en
playa Caldera de E Aguilar, 2019
Figura 12. Secuencia de corrientes de retorno
en el extremo noroeste de playa Caldera.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
Figura 13. Corriente de retorno trazada a
partir de la línea del agua.
Fuente: Archivo
personal de fotografías, S.
Leatherman, 2012
Figura 14. Dinámica litoral en playa Jacó
registrada por 3 diferentes correntímetros.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
Figura 15. Canal y corriente de retorno en el
Pacífico Central de Costa Rica.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
Figura 16a. Canal de retorno en zona de no
ruptura de olas en playa Cocles.
Fuente: Archivo
personal de fotografías de Chris
Houser, 2015
Figura 16b. Zonas sin ruptura de oleaje
(círculos rojos) y de generación de corrientes de retorno.
Fuente: Google Earth, 2013.
Figura 17. Corriente de retorno en playa
Pelada.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
A diferencia de las corrientes de marea (cuyo
orden de magnitud es de decímetros por segundo), las corrientes de retorno
pueden alcanzar una magnitud de metros por segundo, rapideces que perfectamente
lograrían poner en aprietos hasta un nadador olímpico. (En las playas
costarricenses hemos llegado a medir corrientes escasamente inferiores a los
3m/s).
Con ello en mente, una vez descartadas las
acciones preventivas (que comentaremos de seguido), si alguien fuera atrapado
por una corriente, la más atinada recomendación internacional pareciera ser el
flotar (evitando el cansancio y la desesperación) hasta que la corriente lo
suelte (momento en el que se puede pedir ayuda agitando los brazos y gritando)
o lo devuelva a la playa (recordemos el otro brazo perpendicular, y en
dirección a la playa, de la circulación litoral, y el dato estadístico de que,
como máximo, solo el 20% de las personas atrapadas por una corriente no es
devuelto a la playa (MacMahan, 2010)).
PAPEL DEL ESTADO COSTARRICENSE A FAVOR DE LA
SEGURIDAD EN LAS PLAYAS.
Ya
en los años setenta y ochentas del siglo anterior (figura 19) el fenómeno de las corrientes de retorno era tema
de editoriales en los medios de comunicación (Periódico La Nación, Tico Times,
como ejemplo) (The rigth to drown too easily exercised, 1978; ¿3000
ahogados y no hacemos nada?,
1984; Instituto Costarricense de Turismo y Cruz Roja iniciaron programa de
prevención en playas, 1980) su impacto en el turismo nacional y extranjero y la
necesidad de que el Estado tomara cartas en este asunto para llevar seguridad a
las playas.
Sin embargo, hasta el día de hoy, casi
semanalmente, se atienden noticias sobre ahogados en playas de ambos litorales,
resultado de una acción insuficiente en la dirección anotada. Hasta el año
2007, cuando el ICT dio los primeros pasos a favor de la señalización en las
playas más visitadas del país, las iniciativas anunciadas finalizaron siempre
con la foto acompañante y texto del anuncio (figura 20), mientras tanto el
número total de ahogados incrementaba (como hasta la hora) a un ritmo de 50 ahogados al año a partir de
2001. Y la verdad es que por más señalización (suponiendo, además, que ésta es
precisa y completa) que exista en las playas, si la educación del visitante no
lo obliga a respetarla, y en mucho casos, ni siquiera a notarla, ésta sirve de
poco o nada; situación ésta que no se presenta solo en nuestro país, sino en la
mayoría de playas del Planeta; por lo que la diferencia entre una playa con
pocas muertes o sin ahogados y otra donde la incidencia es significativa, es el número de guardavidas
calificados que una playa requiere según su propia extensión.
Es un hecho globalizado el que el 90% de los
ahogamientos ocurre en playas no vigiladas (U.S. National Saving Statistics,
2015). A partir del año 2007, hay más rótulos (oficiales y privados) que de
poco han servido y poco se han respetado (figura 21), por lo que la lucha por
contar con un mayor número de guardavidas en un número cada vez mayor de playas
visitadas, continúa.
Figura 18. Circulación litoral en playa
Dominical.
Fuente: A Cedeño, 2022
Figura 19: Noticias sobre el peligro en las
playas costarricenses de hace más de 40 años.
Fuente: The rigth to drown too easily
exercised, 1978; ¿3000
ahogados y no hacemos nada?,
1984
Figura 20: Anuncio sobre un programa
interinstitucional a favor de la prevención en las playas costarricenses
Fuente: Instituto Costarricense de Turismo y
Cruz Roja iniciaron programa de prevención en playas, 1980
Figura 21: Irrespeto de la señalización
preventiva.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
Después de años de esfuerzo de convencimiento
a autoridades y tomadores de decisiones nacionales, por parte de un grupo de
entidades nacionales e internacionales involucradas con la seguridad en las
playas, no fue sino hasta el año 2019, en que se logra aprobar la ley a favor
de la formación del cuerpo nacional de guardavidas municipales (Ley 9780,
2020), normativa que en setiembre de 2022 aún requiere la activación de la
comisión que la ley exige
para la implementación de la ley; entiéndase, la entidad que deberá velar por
la consecución de un curso de certificación y refrescamiento de nuevos y viejos
guardavidas; la obtención de los estándares operativos de guardavidas y
comportamiento de visitantes en nuestras playas; así como el trabajo hacia la adquisición
de fondos a favor de la operación y contratación de nuevos guardavidas por
parte de las municipales costeras.
CONCLUSIONES
Así
las cosas, debemos, entonces, entender y aceptar cuanto sigue:
Todo
aquello que podríamos llamar avisos o advertencias, sean éstos panfletos,
información radiofónica, televisiva, por redes sociales, o la señalización in
situ a favor de las seguridad del bañista, es un simple complemento del
verdadero factor preventivo de los ahogamientos: los guardavidas en número proporcional
a la extensión de una playa, y su efectiva acción preventiva, más que de
rescate: ¡el mejor rescate es aquél que no se requiere!.
La
diferencia entre una muerte por sumersión y una vida intacta, es el número de
guardavidas que una playa requiere con la infraestructura y el equipo básico de
operación a su disposición.
Es necesario incluir en los currículos de
escuelas y colegios, y muy particularmente en aquellas entidades educativas
“alejadas” de las costas, los argumentos que refieren las características y
comportamiento necesario del ciudadano ante las amenazas marino-costeras, como
el tema que atañe a este artículo.
Debido
al cada vez mayor número de playas visitadas de nuestro país, y a la
imposibilidad de contar en todas ellas con el número apropiado de guardavidas,
especialmente en aquéllas de gran longitud (un puesto de guardavidas debe
cubrir no más de 400m de extensión de playa ( Wooler et al, 2006 ), es recomendable y estatalmente factible,
montar sistemas de vigilancia de playas como el que hemos propuesto al ICT
durante el seminario internacional de turismo, en noviembre de 2018 (Gutiérrez,
2018): la tecnología actual puede compensar, en buena medida, el insuficiente
número de puestos de guardavidas en la mayoría de nuestras playas (figura 22).
En
síntesis, y como solemos reiterar en las múltiples charlas que ofrecemos sobre
el particular: ¡un Estado responsable ofrece no solo diversión, sino seguridad
al turista!.
Figura
22: Sistema de vigilancia alternativo para playas con número insuficiente de
guardavidas.
Fuente: Archivo de fotografías, videos y
noticias del proyecto “Estudio y monitoreo de corrientes de resaca en las
playas costarricenses”. Departamento de Física, Universidad Nacional, 2022
REFERENCIAS
¿3000 ahogados y no hacemos nada?. (27 de agosto de 1984). La Nación,
Sección B.
Brander, R. & MacMahan, H.
(2011). Rip currents, beach safety, Physical Oceanography and wave modeling,
Leatherman and Fletemeyer, CRC Press.
Castelle, B., Scott, T., Brander,
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Córdoba, P. (16 de mayo de 2022). Dos personas al día mueren de manera
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Gutiérrez, A. (noviembre, 2018). Corrientes de resaca y seguridad en
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Instituto Costarricense de Turismo y Cruz Roja iniciaron programa de prevención
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Instituto Costarricense de Turismo. (abril, 2022). Reactivación del
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Komar, P.D. (1998). Beach
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McMahan, J.H. (2010). Statement
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[Tesis de posgrado no publicada]. U.S. Naval Post Graduate School, Monterey,
Ca. EEUU.
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Tico Times, Editorial.
United States Lifesaving Association. (2015).
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